Por Luis de Ory:
Hoy hablaré de uno de esos discos que, a los powerpopmaníacos, tanto nos gusta descubrir. Un grupo “oscuro” que dejó como legado, afortunadamente, un LP de quitarse el sombrero.
Encuadrados en la corriente denominada “skinny-tie” power pop, ya sabéis, en plena moda de finales de los 70 en la que tanto prodigaban las corbatitas estrechas al estilo The Knack, Flashcubes o The Heats; The WIGS tuvieron una corta pero intensa existencia, quizás, debido a que llegaron algo tarde, cuando este género estaba comenzando su declive, aunque finalmente tuvieron la suerte de poder grabar su LP “FILE UNDER: POP VOCAL”, publicado en 1981, cuya edición en vinilo alcanza por la Red unos precios realmente astronómicos.
Para gozo de los ávidos buscadores de tesoros ocultos, ha sido reeditado recientemente, y si bien se han esmerado con las remezclas de los masters originales, podían haber dedicado un poco más de atención al encarte final del CD, que carece absolutamente de todo tipo de información, fotos y demás curiosidades que tanto nos gusta ojear mientras saboreamos las canciones tranquilamente en casa. Hándicap que intentaremos paliar con las líneas que podéis leer a continuación.
La escena pop en Milwaukee a finales de los 70 no era precisamente manca: con los Orbits y los Shivvers en pleno apogeo y grupos como los Yipes!, los Haskels o los X-Cleavers actuando en los locales. THE WIGS surgen en 1979, con Jim Cushinery y Marty Ross a las guitarras, Bobby Tews a la batería, además de un eventual cuarto miembro, Bob Pachner, que tocaba el bajo y los teclados pero que no tardaría en abandonar el grupo para formar con algunos componentes de los Yipes!, la banda The Men About Town. Desde sus comienzos, THE WIGS tuvieron claro su objetivo: hacer canciones de pop enérgico pero lleno de melodía; algo que ya dejaron patente desde sus primeras actuaciones. En febrero de 1980 hacían su “bautismo” sobre un escenario para participar en una fiesta de la Universidad Local Marquette. Enseguida ganaron adeptos a la causa y consiguieron una cierta popularidad en Milwaukee. Gracias a este éxito, al año siguiente consiguieron grabar su LP, con pocos medios, en un pequeño sello llamado Streetwise y a las órdenes del productor Nick Kuzulka, del que llegaron a decir años después, que fue la única persona que realmente entendía lo que ellos pretendían reflejar en su sonido.
El álbum cosechó un aceptable éxito en el ámbito local. No sólo se vendía bien en su demarcación, sino que además de emitirse en la radio local, se aupó considerablemente en sus listas de éxitos llegando hasta el nº 2. Ellos se enorgullecían de que estaba más arriba que el “Ghost In The Machine” de Police, que también se había publicado por aquellos días.
Pocos meses más tarde, decidieron dar un giro importante en el rumbo de su carrera, creían que se encontraban en un buen momento para dar un salto cualitativo y conseguir así más repercusión. Decidieron trasladarse a Los Angeles para probar fortuna. Era Julio de 1982, y dicen adiós a sus fieles seguidores en un concierto que ofrecen en un afamado festival de verano de Wisconsin, el “Summerfest”, aprovechando la circunstancia de que el público asistente era realmente numeroso. Jim y Bobby hacen sus maletas y poco después se les unía en la “meca” de la música, Marty. Las cosas no eran fáciles en LA, mucho club, mucha música y mucha competencia. Entonces ya coincidían sus actuaciones con las de Los Lobos, Guns & Roses o Jane’s Addicction, bandas que alcanzarían una popularidad notoria pocos años después.
En 1982 la escena powerpopera comenzaba a agonizar, y los gustos del momento se inclinaban hacia un tufillo más “ochentero”, la cosa no se presentaba fácil, pero había que seguir intentándolo. Así que añadieron un guitarra más al grupo, Val McCallum, que mas tarde se convertiría en un reputado músico de estudio, pero todo parecía continuar por los mismos derroteros.
En uno de sus conciertos en Hollywood, coincidió con ellos un tal David Beaird que quedó encantado con sus canciones y con su sonido, y que resultó ser un director de cine con un proyecto en ciernes y que les propondría un nuevo reto que consistía incluir sus canciones en la banda sonora de la comedia “My Chaffeur” (Mi Chófer), y no con una pequeña aportación, sino que al final, nada más y nada menos que ocho canciones del grupo entrarían en la película, además de otras de grupos como los Fleshtones o los Replacements.
Ahora todo parecía ir algo mas rodado, tanto, que incluso decidieron contratar un manager. El elegido fue Stanley Polley, que gozaba de cierto renombre por trabajar años atrás con Badfinger, aunque había terminado en pleitos con la genial banda británica a causa del reparto de royalties. Circunstancia que los Wigs parecían desconocer.
El momentáneo éxito, debido a la película, hizo resurgir el interés de las discográficas por el grupo y la CBS contactó con ellos para la publicación de lo que supondría su segundo álbum, en el que contarían con una colaboración de lujo, Rick Springfield en la producción y Prince como técnico de sonido, que no es moco de pavo. La grabación fue prometedora pero los problemas surgieron por otro lado. En pleno proceso de mezclas, la CBS entró en un importante bache debido a problemas empresariales, y desgraciadamente, el equipo que trabajaba con los WIGS, fue despedido. Lo que se presentaba como prometedor, se quedó tan solo en una intención y todo terminó diluyéndose en el abandono y el olvido definitivo del disco y del grupo.
Afortunadamente, un cuarto de siglo mas tarde, Jim y Marty intentaron de hacer algo para celebrar el 25 aniversario de la publicación de su disco. Todo gracias al interés suscitado por los WIGS en internet. Ellos reconocen que internet ha sido el revulsivo que les ha animado a reeditar el álbum. Se propusieron un trabajo serio, ya que pretendían remezclar las cintas originales. Un proceso que ha sido largo, de más de dos años y que, les ha dejado realmente satisfechos ya que lo que pretendían era plasmar en el sonido el espíritu y la fuerza de sus canciones tal y como las interpretaban en el momento en que fueron creadas. Ellos están convencidos de que así ha sido y por fin podemos comprobarlo.
La reedición, que añade dos canciones que no estaban incluidas en el prensaje original en vinilo, es una auténtica sucesión del mejor y más puro powerpop de aquella época, y si no poned los cañonazos al estilo D.L. Byron “I Can See It Now", “Susie’s Got a Problem” o “You Say Ono” que tiene un endiablado riff y que es una de mis favoritas del disco, al igual que “180 Degrees” ritmo muy beat y cantada a tres voces de principio a fin, o sea, garantía de éxito; o la preciosa y supermelódica “Tell It All”, que me recuerda al estilo de Late Show o Pezband; y además de grandes dosis de rock and roll en “Tijuana” o “What I Got” que son buenas prueba de ello. Y pasando también, por una versión del clásico “Mony Mony” de Tommy James & The Shondells, con un ligero tamiz hard-rock. O los fantásticos medios tiempo de “It’s Over” o “Stupid People”. En definitiva, un disco que seguro, no os defraudará.
Hoy hablaré de uno de esos discos que, a los powerpopmaníacos, tanto nos gusta descubrir. Un grupo “oscuro” que dejó como legado, afortunadamente, un LP de quitarse el sombrero.
Encuadrados en la corriente denominada “skinny-tie” power pop, ya sabéis, en plena moda de finales de los 70 en la que tanto prodigaban las corbatitas estrechas al estilo The Knack, Flashcubes o The Heats; The WIGS tuvieron una corta pero intensa existencia, quizás, debido a que llegaron algo tarde, cuando este género estaba comenzando su declive, aunque finalmente tuvieron la suerte de poder grabar su LP “FILE UNDER: POP VOCAL”, publicado en 1981, cuya edición en vinilo alcanza por la Red unos precios realmente astronómicos.
Para gozo de los ávidos buscadores de tesoros ocultos, ha sido reeditado recientemente, y si bien se han esmerado con las remezclas de los masters originales, podían haber dedicado un poco más de atención al encarte final del CD, que carece absolutamente de todo tipo de información, fotos y demás curiosidades que tanto nos gusta ojear mientras saboreamos las canciones tranquilamente en casa. Hándicap que intentaremos paliar con las líneas que podéis leer a continuación.
La escena pop en Milwaukee a finales de los 70 no era precisamente manca: con los Orbits y los Shivvers en pleno apogeo y grupos como los Yipes!, los Haskels o los X-Cleavers actuando en los locales. THE WIGS surgen en 1979, con Jim Cushinery y Marty Ross a las guitarras, Bobby Tews a la batería, además de un eventual cuarto miembro, Bob Pachner, que tocaba el bajo y los teclados pero que no tardaría en abandonar el grupo para formar con algunos componentes de los Yipes!, la banda The Men About Town. Desde sus comienzos, THE WIGS tuvieron claro su objetivo: hacer canciones de pop enérgico pero lleno de melodía; algo que ya dejaron patente desde sus primeras actuaciones. En febrero de 1980 hacían su “bautismo” sobre un escenario para participar en una fiesta de la Universidad Local Marquette. Enseguida ganaron adeptos a la causa y consiguieron una cierta popularidad en Milwaukee. Gracias a este éxito, al año siguiente consiguieron grabar su LP, con pocos medios, en un pequeño sello llamado Streetwise y a las órdenes del productor Nick Kuzulka, del que llegaron a decir años después, que fue la única persona que realmente entendía lo que ellos pretendían reflejar en su sonido.
El álbum cosechó un aceptable éxito en el ámbito local. No sólo se vendía bien en su demarcación, sino que además de emitirse en la radio local, se aupó considerablemente en sus listas de éxitos llegando hasta el nº 2. Ellos se enorgullecían de que estaba más arriba que el “Ghost In The Machine” de Police, que también se había publicado por aquellos días.
Pocos meses más tarde, decidieron dar un giro importante en el rumbo de su carrera, creían que se encontraban en un buen momento para dar un salto cualitativo y conseguir así más repercusión. Decidieron trasladarse a Los Angeles para probar fortuna. Era Julio de 1982, y dicen adiós a sus fieles seguidores en un concierto que ofrecen en un afamado festival de verano de Wisconsin, el “Summerfest”, aprovechando la circunstancia de que el público asistente era realmente numeroso. Jim y Bobby hacen sus maletas y poco después se les unía en la “meca” de la música, Marty. Las cosas no eran fáciles en LA, mucho club, mucha música y mucha competencia. Entonces ya coincidían sus actuaciones con las de Los Lobos, Guns & Roses o Jane’s Addicction, bandas que alcanzarían una popularidad notoria pocos años después.
En 1982 la escena powerpopera comenzaba a agonizar, y los gustos del momento se inclinaban hacia un tufillo más “ochentero”, la cosa no se presentaba fácil, pero había que seguir intentándolo. Así que añadieron un guitarra más al grupo, Val McCallum, que mas tarde se convertiría en un reputado músico de estudio, pero todo parecía continuar por los mismos derroteros.
En uno de sus conciertos en Hollywood, coincidió con ellos un tal David Beaird que quedó encantado con sus canciones y con su sonido, y que resultó ser un director de cine con un proyecto en ciernes y que les propondría un nuevo reto que consistía incluir sus canciones en la banda sonora de la comedia “My Chaffeur” (Mi Chófer), y no con una pequeña aportación, sino que al final, nada más y nada menos que ocho canciones del grupo entrarían en la película, además de otras de grupos como los Fleshtones o los Replacements.
Ahora todo parecía ir algo mas rodado, tanto, que incluso decidieron contratar un manager. El elegido fue Stanley Polley, que gozaba de cierto renombre por trabajar años atrás con Badfinger, aunque había terminado en pleitos con la genial banda británica a causa del reparto de royalties. Circunstancia que los Wigs parecían desconocer.
El momentáneo éxito, debido a la película, hizo resurgir el interés de las discográficas por el grupo y la CBS contactó con ellos para la publicación de lo que supondría su segundo álbum, en el que contarían con una colaboración de lujo, Rick Springfield en la producción y Prince como técnico de sonido, que no es moco de pavo. La grabación fue prometedora pero los problemas surgieron por otro lado. En pleno proceso de mezclas, la CBS entró en un importante bache debido a problemas empresariales, y desgraciadamente, el equipo que trabajaba con los WIGS, fue despedido. Lo que se presentaba como prometedor, se quedó tan solo en una intención y todo terminó diluyéndose en el abandono y el olvido definitivo del disco y del grupo.
Afortunadamente, un cuarto de siglo mas tarde, Jim y Marty intentaron de hacer algo para celebrar el 25 aniversario de la publicación de su disco. Todo gracias al interés suscitado por los WIGS en internet. Ellos reconocen que internet ha sido el revulsivo que les ha animado a reeditar el álbum. Se propusieron un trabajo serio, ya que pretendían remezclar las cintas originales. Un proceso que ha sido largo, de más de dos años y que, les ha dejado realmente satisfechos ya que lo que pretendían era plasmar en el sonido el espíritu y la fuerza de sus canciones tal y como las interpretaban en el momento en que fueron creadas. Ellos están convencidos de que así ha sido y por fin podemos comprobarlo.
La reedición, que añade dos canciones que no estaban incluidas en el prensaje original en vinilo, es una auténtica sucesión del mejor y más puro powerpop de aquella época, y si no poned los cañonazos al estilo D.L. Byron “I Can See It Now", “Susie’s Got a Problem” o “You Say Ono” que tiene un endiablado riff y que es una de mis favoritas del disco, al igual que “180 Degrees” ritmo muy beat y cantada a tres voces de principio a fin, o sea, garantía de éxito; o la preciosa y supermelódica “Tell It All”, que me recuerda al estilo de Late Show o Pezband; y además de grandes dosis de rock and roll en “Tijuana” o “What I Got” que son buenas prueba de ello. Y pasando también, por una versión del clásico “Mony Mony” de Tommy James & The Shondells, con un ligero tamiz hard-rock. O los fantásticos medios tiempo de “It’s Over” o “Stupid People”. En definitiva, un disco que seguro, no os defraudará.
Artículo escrito por Luis de Ory