Por Luis de Ory:
Hacia mucho tiempo que tenía ganas de escribir algo sobre este gran disco de Clovis Roblaine. Un disco magistral y bastante desconocido a la vez. Una joya oculta de esas que tanto nos alegra descubrir, que el día que la encuentras, no puedes comprender como ha permanecido escondida a tus oídos durante tantos años. Afortunadamente, aún estáis a tiempo, los que no lo conozcáis, de cruzaros en su camino.
Ahora, entre que John Borack lo ha incluido en su lista del Top 200 discos de su libro Shake Some Action, clasificándolo en el puesto 112 y la reciente reedición del disco, parece que ha salido algo del anonimato y, por supuesto, no hay mejor momento como este para, aprovechando la coyuntura, hablaros sobre el disco.
El disco fue fruto de la pasión de un tal Dennis Meehan, músico multiinstrumentalista de Oklahoma, por los sonidos de finales de los 50 y principios de los 60. Eso es un aval importante, por lo menos para mí, para que pueda surgir algo apetecible.
En los primeros años 70, Denis Meehan, ya estaba haciendo sus pinitos al bajo en una banda llamada Ray Wylie Hubbard & The Cowboys Twinkies, que por su descriptivo nombre podría parecer que tenía una orientación absolutamente “Contry & Western”, pero la verdad es que no era del todo cierto. A este estilo, y dado que en aquellos años estaba de moda, añadían algunas dosis de Rock de tendencia algo más contundente. Así que no era extraño que en sus conciertos de entonces intercalasen versiones de clásicos del country al uso, de Merle Haggard, con alguna de Led Zeppellin o Jimmi Hendrix. Curiosa mezcla, pero ellos mismos decían que “nada era sagrado”. Por entonces, llegaron a considerarse como el primer grupo de “cowpunk”, género extraño que por su traducción literal nos da una pista de por donde debían ir los tiros. Finalmente, este grupo llego a plasmar su música en forma de algunos LP’s.
Pero la desmedida afición de Denis Meehan por Buddy Holly, por los intrumentales de surf, por las guitarras de sonido twang y, por supuesto, por el sonido que imprimía Phil Spector, hizo que se plantease algo más. Así que en 1978, junto a Jim Herbst, compañero de grupo y batería de los Cowboys Twinkies se montaron un pequeño estudio de grabación en Norman (Oklahoma) para dar rienda suelta a sus anhelos musicales y grabar sus propias canciones, sin ninguna intención de grabar un LP. Lo que ansiaban, era divertirse, disfrutar y usar la música como válvula de escape, para eso les servía.
Dicho y hecho, se pusieron a componer canciones y en un período de dos semanas ya tenían escritos un buen puñado de instrumentales. Se las pasaron al ingeniero de sonido y parece que vieron posibilidades en el asunto así que acordaron que debían terminar las letras cuanto antes, que era lo que siempre quedaba para el final, para poder empezar a grabar. Ya era evidente que tanto a Denis como a Terry, lo que de verdad les tiraban eran los instrumentales.
Para la grabación, pidieron ayuda a sus amigos y compañeros de fatigas. Además de Clovis Roblaine al bajo y Jim Herbst a la batería, llamaron a Terry “Buffalo” Ware, que había tocado la guitarra con ellos en los Cowboys Twinkies, otro enamorado de la música instrosurf al estilo Shadows o Ventures. Así como a Jim Hochanadel y Johhny Hughes, de una banda local llamada The Lienke Brothers. Así pues, comenzaron a trabajar en ello y el resultado fue una auténtica obra maestra que salió publicada en 1979 en No Sweat Recordings, dando como nombre al grupo, Clovis Roblaine, que fue tomado, de un camionero francés llamado Clovis Roblain (sin “e” al final) que fue el primer paciente al que se le hizo un transplante de corazón en 1968.
El disco final, “The Clovis Roblaine Story”, es un auténtico manual de estilo de la música que se hacía a finales de los 50 y principios de los 60, al que mezclando una pizca de Bubblegum o ciertas dosis de beat, ofrencen la perfecta conjunción y le dan ese carácter pop final. Evidentemente, talento no podía faltar. Hay que hacer canciones de calidad para que esta mezcla salga bien. Y, desde luego, Denis Meehan aka Clovis Roblaine, las hizo. Eran 13 canciones, en la edición original, compuestas y producidas en su totalidad por él mismo, de un alto nivel.
El álbum ya comienza de manera inconmensurable y tras una intro emulando una escena de terror, con la pieza de Bach “Tocata y Fuga”, suenan los primeros acordes de una maravilla titulada “Moster Love” que es la perfecta unión entre el sonido “Spector”, el sonido “Teen” de Del Shannon o Neil Sedaka y al mas puro estilo bubblegum se suceden la canciones una tras otra si bajar el listón. La siguiente, una balada teenager de esas que se bailan bien agarrado a la chica que te gusta, con un recurrente pedal steel arropando la canción hasta el final. También está, “Torch Song”, por citar alguna mas, con una cadencia muy al estilo Buddy Holly, o “How Could You Be So Cruel?” que es un auténtico ejercicio vocal de Doo-Wop, que nos hace sentirnos cada vez mas escépticos de que este disco se haya grabado en el año 79. O el veraniego instrumental surf titulado “Space Surfin’” que da paso a la también Spectoriana “Please Don’t Call Me Cool Guy”, que nos hace pensar que lo que suena es un grupo del sello Red Bird; o “The Passion” que es otra balada de esas que suelen poner en las películas americanas de adolescentes. Y si crees que esto es todo, pincha “Stone Cold”, es una de mis favoritas del disco, o ya no te digo “Cry All Over Me” otra auténtica maravilla al estilo sesentero con un corte algo mas pop, quizás al estilo músico vocal de las melodías de los Everly Brothers o Bobby Vee, y que como preconiza la canción, es para llorar. Para llorar de emoción. La verdad es que casi no merece la pena citar más canciones, casi he mencionado todas. Lo que te recomiendo es que te hagas con este disco y que te dejes llevar. Verás como viene a tu mente tu lado más romántico y más juvenil.
Y para terminar, en la reedición, y como complemento al set list original, se incluyen seis bonus tracks de regalo que realmente son rarezas que aglutinan canciones de otras épocas y otros momentos. Tales como “Sweaty Betty” que es un single editado en 1974 por los Cowboy Twinkies, algunas demos de 1978 y 1979 que se han vuelto a grabar actualmente, acompañando a Clovis Roblaine, su actual banda The Plungers. Y todo esto bajo el auspicio de No Sweat Records. Casa que también acoge los discos de la actual banda de Clovis Roblaine, The Plungers que se dedica a hacer instrumentales en la linea Ventures, Shadows o Surfaris o tambien al estilo twang de Duane Eddy, con unos cuantos discos en su haber. Parecida línea instro/surf/twang que sigue su compañero de viaje, Terry “Buffalo” Ware, que al igual que Roblaine, tiene unos cuantos CD’s publicados.
Artículo escrito por Luis de Ory