AMERICAN SUITCASE: "PILLOWSKY"





Por Paolo Milea:


Interferir en el medio ambiente es una vocación innata del ser humano, capaz de alterar todo lo que le rodea en busca de su conveniencia y bienestar. En tiempos de "cambios climáticos", "calentamiento global" y "desarrollo sostenible", los noruegos de American Suitcase sugieren una alteración del clima utilizando tan sólo ondas sonoras. No estamos hablando de científicos ganadores del Premio Nobel, pero sí de artesanos de la canción POP perfecta.

Con "Pillowsky", Egil Braekken y Anders Vinnogg repiten la experiencia de llevar más sol, luz y calor a las gélidas tierras de los fiordos noruegos. Ecos heredados del jingle-jangle californiano brillando sobre el cielo de Noruega y calentando los paisajes nevados. Armonías vocales angelicales sopladas desde la Costa Oeste americana amenizando el viento frío y cortante de Escandinavia. Y el beat sesentista coloreando y descongelando el ánimo invernal.

Seis años después de la publicación de "Summerman", -el que fuera el tercer disco de American Suitcase- la aparición de "Pillowsky" en el mercado a finales del 2009 nos cogió a los aficionados por sorpresa, ya que éramos muchos los que ante la falta de noticias dábamos por finiquitado el proyecto musical comandado por Braekken y Vinnogg. Los noruegos han vuelto como mejor saben hacerlo: recogiendo las influencias de grupos como Teenage Fanclub o los Byrds, registrando sonoridades limpias adornadas por las mágicas Rickenbakers y ofreciendo toda esa maestría compositiva que ya quedara registrada en discos básicos del grupo como "Bluefoot" o "Summerman".

"Franny", la canción que abre el disco, viaja más allá de la atmósfera con su fuerza psicodélica. El delicado tintineo jangle ya deslumbra en el inicio de "Christmas Blues #2" y gana acento americano con un pedal steel que asoma en la canción una vez tras otra. "Miles Apart" y "Pink Shirt" trazan vigor y dulzura melódica a partes iguales, mientras que las armonías vocales realzan la belleza desconcertante de "You". La impresionante "Star(s)" es un ejemplo de power pop perfecto; "Miss Mann" emociona con sus armonías vocales y "Harry Dunne" contagia con el ritmo de la batería de Alexander Lindback y con su hermoso estribillo.

Climas de raíz y emociones se funden sobre el manto de un órgano, hasta encontrarnos los ‘papapas’ de acento bossa nova en "Seen It Before". La adorable "Green Grass" insiste en los rasgueos de Rickenbacker y en la melodía pegadiza. La canción que da nombre al álbum presenta a Birgitte Solberg para un dúo vocal con Egil y se nos muestra como una especie de indie pop radiofónico. La belleza de "Close" gana contornos épicos en la potencia de las guitarras que cierran "Pillowcloud".

Con el retorno de American Suitcase, Noruega es más brillante, caliente y receptiva. Nuestros corazones también.




Artículo escrito por Paolo Milea, publicado originariamente en la página web brasileña Power Pop Station

Traduce Rafa Beatman