Por Rafa Beatman:
Confieso cierto hartazgo ante exclamaciones del tipo: “¡son más de lo mismo!”, “¡no aportan nada!”, “¡esta canción parece que ya la he escuchado cientos de veces!”. Bien, todas ellas son aplicables a las composiciones de Miss Chain & The Broken Heels: sus destellos musicales no proceden de ninguna galaxia nueva dentro del universo pop, sus pautas compositivas ya las hemos escuchado antes en infinidad de grupos y curisosamente, su estilo tan juvenil, fácil de escuchar y manido, les aleja de lo que de forma ordinaria se conoce como “next big thing”, auténtica trampa mortal promocionada por buena parte de los medios musicales especializados que engulle a los grupos con la misma velocidad a la que son catapultados. Parto de la base de que toda la música que me gusta está inventada desde hace unos cuantos años, por esta razón y si hablamos de originalidad, es difícil que un grupo pueda sorprenderme. Puestos a seleccionar entre copias de copias, prefiero a los grupos que reivindican en menos de tres minutos el pop energético, las melodías directas y su lugar en las antípodas de las tendencias musicales lánguidas, planas y pretenciosas de la vertiente más mainstream de lo que un día se conoció como música independiente, que a toda la caterva de grupos que ansían convertirse en la enésima reencarnación de Radiohead o de Coldplay. Cuestión de gustos, supongo.
Canciones de menos de tres minutos de duración, pop energético, melodías sencillas y estribillos pegadizos, es lo que nos ofrecen Miss Chain & The Broken Heels en su LP de debut. Los ingredientes que utilizan para cocinar sus canciones son tan básicos como efectivos. ¿Os apetece probar un poco de pasta italiana?
Astrid Dante (guitarra y voz), Disaster Silva (guitarra), Franz Barcella (bajo) y Brown Barcella (batería), son los cuatro componentes de Miss Chain & The Broken Heels, un grupo procedente de Italia que cuenta con tres singles en su haber -dos los podéis encontrar en una reciente actualización de nuestra sección de descargas- y con un disco de doce canciones titulado “On A Bitersweet Ride” publicado este mismo año por el sello Screaming Apple.
A grosso modo, la receta musical de Miss Chain & The Broken Heels se compone de certeras dosis de punk pop y powerpop hipervitaminado, melodías inspiradas en los grupos de chicas de los primeros años de la década de los Sesenta y guitarras crujientes deudoras del sonido new wave norteamericano de finales de los Setenta y principios de los Ochenta. Nada que otros grupos no hayan cocinado antes, pero parece que Miss Chain & The Broken Heels han tomado buena nota de las recetas de sus maestros (Shivvers, Nikki & The Corvettes, Undertones...) y sirven en bandeja un manjar de deliciosos aromas y sabor adictivo. Esta pasta italiana está “al dente”. Me gusta.
Abre el disco “Beginning of the End”, en ella el grupo muestra un estilo de pop rápido y agresivo cercano al que practicaran Nikki & The Corvettes a finales de los Setenta. Enseñan las uñas pero no arañan, sabemos que Miss Chain & The Broken Heels pueden hacerlo mejor. “Roller Coaster” discurre por parámetros similares a “Beginning of the End”, pero su melodía, arropada por unos oportunos teclados, gana en pegada y en profundidad con respecto a aquella. Si tuviese que destacar dos canciones de este disco, una de ellas sería “Diary of a Mad Housewife” y la otra, “Common Shell”. En ambas se concretan todas las virtudes del cuarteto italiano: pop enérgico, infeccioso, estribillos pegadizos, ritmos de guitarra y líneas de bajo que acompañan fielmente a unas melodías de voz directas, alegres y sencillas. El estribillo de “Diary of a Mad House” es todo un homenaje a las girl groups con su melodía clásica y sus coros casi soterrados como respuesta a la voz principal. También destaca en esta canción el desarrollo instrumental que ocupa el último minuto, una particularidad en las composiciones de un grupo poco dado a los alardes instrumentales.
“Chords & Wine” es el primer medio tiempo del disco, transmite ingenuidad y claras influencias early sixties en el estribillo. En “Sun Goes Down” nos encontramos elegancia nuevaolera en sus primeros compases, contagian la sensación de que en cualquier momento puede entrar la voz de Patrick Barnes de los Dirty Looks o la del mismísimo Joe Jackson; tras estos primeros compases nuevaoleros la canción cambia su estructura y cobran protagonismo una melodía de voz y unos punteos de guitarra al estilo del Rock and Roll clásico como contrapunto.
Astrid Dante modula su registro vocal para cantar “Old Man”, un prescindible medio tiempo. Más relleno en la canción que le sigue, “Mary Anne”. Con el ritmo machacón y la atmósfera sesentera de “Flamingo”, el disco recobra su fuerza y su pegada instantánea. El ritmo y la carga melódica de “Up all Night” y “Bluebird” rememoran la New Wave americana y nos recuerdan a grupos como los Shivvers. Los chicos de Miss Chain & The Broken Heels echan toda la carne en el asador y nos invita a su fiesta en “Common Shell”, mi canción favorita del disco. Guitarra de ritmo sinuoso, pasión juvenil en una melodía a prueba de cenizos y un estribillo alegre y pegadizo como pocos. El cruce perfecto entre Nikki Corvette y los Shivvers. Cierra el disco la balada “Save Me”, una composición atípica en el global del disco, el tono vocal melancólico de Miss Dante transmite un poso de tristeza acentuado por el sonido lánguido de una armónica y el arpegio final de un teclado.
“On a Bittersweet Ride” defiende una línea de continuidad con respecto a los tres singles que ya conocíamos del grupo, quizás por este motivo su primer LP no nos ha cogido de sorpresa. El disco confirma las buenas expectativas que habíamos depositado en ellos, cuenta además con el apadrinamiento del sello norteamericano Screaming Apple, garantía de calidad y siempre un sello de referencia para los aficionados al rock de garage. Miss Chain and The Broken Heels, o como preservar el power pop cuando los rastros de power pop a su alrededor son prácticamente inexistentes.
Myspace del grupo
Artículo escrito por Rafa Beatman
Confieso cierto hartazgo ante exclamaciones del tipo: “¡son más de lo mismo!”, “¡no aportan nada!”, “¡esta canción parece que ya la he escuchado cientos de veces!”. Bien, todas ellas son aplicables a las composiciones de Miss Chain & The Broken Heels: sus destellos musicales no proceden de ninguna galaxia nueva dentro del universo pop, sus pautas compositivas ya las hemos escuchado antes en infinidad de grupos y curisosamente, su estilo tan juvenil, fácil de escuchar y manido, les aleja de lo que de forma ordinaria se conoce como “next big thing”, auténtica trampa mortal promocionada por buena parte de los medios musicales especializados que engulle a los grupos con la misma velocidad a la que son catapultados. Parto de la base de que toda la música que me gusta está inventada desde hace unos cuantos años, por esta razón y si hablamos de originalidad, es difícil que un grupo pueda sorprenderme. Puestos a seleccionar entre copias de copias, prefiero a los grupos que reivindican en menos de tres minutos el pop energético, las melodías directas y su lugar en las antípodas de las tendencias musicales lánguidas, planas y pretenciosas de la vertiente más mainstream de lo que un día se conoció como música independiente, que a toda la caterva de grupos que ansían convertirse en la enésima reencarnación de Radiohead o de Coldplay. Cuestión de gustos, supongo.
Canciones de menos de tres minutos de duración, pop energético, melodías sencillas y estribillos pegadizos, es lo que nos ofrecen Miss Chain & The Broken Heels en su LP de debut. Los ingredientes que utilizan para cocinar sus canciones son tan básicos como efectivos. ¿Os apetece probar un poco de pasta italiana?
Astrid Dante (guitarra y voz), Disaster Silva (guitarra), Franz Barcella (bajo) y Brown Barcella (batería), son los cuatro componentes de Miss Chain & The Broken Heels, un grupo procedente de Italia que cuenta con tres singles en su haber -dos los podéis encontrar en una reciente actualización de nuestra sección de descargas- y con un disco de doce canciones titulado “On A Bitersweet Ride” publicado este mismo año por el sello Screaming Apple.
A grosso modo, la receta musical de Miss Chain & The Broken Heels se compone de certeras dosis de punk pop y powerpop hipervitaminado, melodías inspiradas en los grupos de chicas de los primeros años de la década de los Sesenta y guitarras crujientes deudoras del sonido new wave norteamericano de finales de los Setenta y principios de los Ochenta. Nada que otros grupos no hayan cocinado antes, pero parece que Miss Chain & The Broken Heels han tomado buena nota de las recetas de sus maestros (Shivvers, Nikki & The Corvettes, Undertones...) y sirven en bandeja un manjar de deliciosos aromas y sabor adictivo. Esta pasta italiana está “al dente”. Me gusta.
Abre el disco “Beginning of the End”, en ella el grupo muestra un estilo de pop rápido y agresivo cercano al que practicaran Nikki & The Corvettes a finales de los Setenta. Enseñan las uñas pero no arañan, sabemos que Miss Chain & The Broken Heels pueden hacerlo mejor. “Roller Coaster” discurre por parámetros similares a “Beginning of the End”, pero su melodía, arropada por unos oportunos teclados, gana en pegada y en profundidad con respecto a aquella. Si tuviese que destacar dos canciones de este disco, una de ellas sería “Diary of a Mad Housewife” y la otra, “Common Shell”. En ambas se concretan todas las virtudes del cuarteto italiano: pop enérgico, infeccioso, estribillos pegadizos, ritmos de guitarra y líneas de bajo que acompañan fielmente a unas melodías de voz directas, alegres y sencillas. El estribillo de “Diary of a Mad House” es todo un homenaje a las girl groups con su melodía clásica y sus coros casi soterrados como respuesta a la voz principal. También destaca en esta canción el desarrollo instrumental que ocupa el último minuto, una particularidad en las composiciones de un grupo poco dado a los alardes instrumentales.
“Chords & Wine” es el primer medio tiempo del disco, transmite ingenuidad y claras influencias early sixties en el estribillo. En “Sun Goes Down” nos encontramos elegancia nuevaolera en sus primeros compases, contagian la sensación de que en cualquier momento puede entrar la voz de Patrick Barnes de los Dirty Looks o la del mismísimo Joe Jackson; tras estos primeros compases nuevaoleros la canción cambia su estructura y cobran protagonismo una melodía de voz y unos punteos de guitarra al estilo del Rock and Roll clásico como contrapunto.
Astrid Dante modula su registro vocal para cantar “Old Man”, un prescindible medio tiempo. Más relleno en la canción que le sigue, “Mary Anne”. Con el ritmo machacón y la atmósfera sesentera de “Flamingo”, el disco recobra su fuerza y su pegada instantánea. El ritmo y la carga melódica de “Up all Night” y “Bluebird” rememoran la New Wave americana y nos recuerdan a grupos como los Shivvers. Los chicos de Miss Chain & The Broken Heels echan toda la carne en el asador y nos invita a su fiesta en “Common Shell”, mi canción favorita del disco. Guitarra de ritmo sinuoso, pasión juvenil en una melodía a prueba de cenizos y un estribillo alegre y pegadizo como pocos. El cruce perfecto entre Nikki Corvette y los Shivvers. Cierra el disco la balada “Save Me”, una composición atípica en el global del disco, el tono vocal melancólico de Miss Dante transmite un poso de tristeza acentuado por el sonido lánguido de una armónica y el arpegio final de un teclado.
“On a Bittersweet Ride” defiende una línea de continuidad con respecto a los tres singles que ya conocíamos del grupo, quizás por este motivo su primer LP no nos ha cogido de sorpresa. El disco confirma las buenas expectativas que habíamos depositado en ellos, cuenta además con el apadrinamiento del sello norteamericano Screaming Apple, garantía de calidad y siempre un sello de referencia para los aficionados al rock de garage. Miss Chain and The Broken Heels, o como preservar el power pop cuando los rastros de power pop a su alrededor son prácticamente inexistentes.
Myspace del grupo
Artículo escrito por Rafa Beatman