Por Ken Bryant:
Mi historia con los Feedbacks comienza cuando los descubro a mediados del 2007 con su espectacular disco "Sunday Morning Record". Todavía recuerdo que me quedé con la boca abierta al escuchar el tremendo ramillete de las primeras canciones, un póker de ases en toda regla, y desde ese momento supe no sólo que iba a escuchar ese disco muchísimas veces más –como así ha sido–, sino que los Feedbacks iban a convertirse en un grupo especial para mí. Y efectivamente, no tardé en hacerme con toda su discografía y pude comprobar por mí mismo que ahí había algo especial: un talento fuera de serie, un buen gusto impensable y una rara habilidad para componer canciones redondas que se hubieran convertido fácilmente en clásicos de la new wave.
Pero si bien sus discos anteriores me parecían un tanto dispersos, puras colecciones de canciones con sus lógicos altibajos, Sunday Morning Record era una obra madura, de un grupo que sabía a qué jugaba y que conocía muy bien sus bazas y sus limitaciones. Alérgicos al aburrimiento, Sunday Morning Record parecía sin embargo el producto de un conflicto emocional de difícil digestión, el triste recuerdo de momentos más felices. Su atmósfera se llenaba así de un polvo especial, pero muy sano: el bálsamo más tierno, dulce y refrescante del pop, la capacidad para hablar de las penas con la mirada puesta en la esperanza y en la bondad de los seres humanos, porque si no, era difícil concebir algo tan hermoso. Y aunque este disco tenía sus irregularidades, sobre todo en el tramo final, concluía con una sublime “If Su Is Not There” que llevaba directamente el dedo de nuevo hacia el botón de reproducción. Sí, “If Su Is Not There”, pero este disco debía estar aquí siempre gracias a sus fenomenales canciones y a la acertadísima producción de Paco Loco, que le daba a cada composición justamente lo que necesitaba. Y por todo eso estuve cuatro años esperando con ganas su nuevo disco.
Y aquí es donde aparece "Give A Tree Your Name". La primera impresión fue, no obstante, un tanto contradictoria. Las curvas sentimentales de Sunday Morning Record habían desaparecido por completo, ya no recorríamos con nostalgia un sendero melancólico, ya no era hora de llorar en la habitación sin ánimos para nada más. Con más escuchas, pude verlo claramente: este nuevo disco parecía una autopista radiante, iluminada por el sol, de veinte carriles y sin peajes, por la que circular pisando a fondo el acelerador. Los Feedbacks consolidaban una madurez sin cortapisas, asentada, en la que quedaban atrás esos momentos difíciles y, por lo tanto, tocaba llevar a cabo definitivamente un glorioso homenaje a la música que aman. Give A Tree Your Name vuela alegre por el espacio, recreándose en la fuerza de sus motores, imbuido de sabiduría musical, con el depósito de la inspiración lleno y chorreando. Ya no cabe hablar aquí de póker de ases, sino más bien de premio de lotería. Todas y absolutamente cada una de sus canciones son una delicia sonora y todas pueden optar con facilidad a ser “la favorita”. Porque aunque a veces está bien saborear el regusto amargo de los fracasos, y esto lo hacía muy bien Sunday Morning Record con su particular atmósfera romántica, en esta ocasión los Feedbacks han armado un ejército de melodías suficiente para conquistar el río Mersey. Que como sabemos, fue donde nació todo.
Pero estas explicaciones no sirven de nada si no hablamos, precisamente, de las canciones. Y ahí llega la primera, “Lost The Words”, con su ristra de acordes misteriosos que nos prometen que estamos a punto de experimentar algo grande. Como en todos los grandes discos, esta canción es una premonición, una mezcla de psicodelia y pop vitaminizado que abre el disco con su mágico perfume, y os aviso que cuando menos lo esperéis, la encontraréis en vuestra cabeza. Porque la siguiente sí que es ya certera como un disparo al corazón: “The One For Him” produce la impresión de ser una vieja conocida, de estándar perdido en la radiofórmula que hemos escuchado alguna vez, anteriormente. Pero no es así, esto es un flamante original Feedbacks que viene a derrumbarnos con su frenético estribillo de aromas estivales y californianos. Adhesiva al límite, plagada de cristalinas armonías y de sutiles toques de steel guitar, se trata de un clásico de los de siempre que ha salido de la nada, recién inventado y traído hasta nosotros, cortesía de los Feedbacks.
“The Canyon” no baja el pistón, al contrario, con su toque saltarín y vitalista nos permite refugiarnos de nuevo en una melodía infecciosa como pocas, otra vez con indisimulados tonos de sol de Los Ángeles, y es que nos encantarán sus cambios de ritmo entrañables y su melodía, cantada con la cercanía de un amigo con el que compartimos unas cervezas. “Always Waiting” muestra, por tercera vez consecutiva, la indiscutible maestría de los Feedbacks a la hora de hacer interesante el comienzo de cualquier canción.
Para saber a qué suena, no tenemos más que imaginar el primer fenomenal disco de Any Trouble: “Always Waiting” luciría orgullosa entre “Yesterday Girl” y “Breaking Up the Heat”, como poco, porque luce los mismos aromas de confidencia amistosa una tarde en un pub. Y “Name Of The Game” abandona por unos minutos el ritmo anfetamínico para hacer algo más parecido al pop de cámara, con ciertos influjos de las Supremes (aunque esquivando un ritmo Motown que le hubiera ido de maravilla: quizá por buscar la cercanía casera de los Beach Boys de Smiley Smile). Pero de todas maneras, fenomenal.
Y ahí entra “Not Your Kind”, como un tráiler de alto tonelaje en una tienda de artesanías de cristal, a la estampida, proponiendo su maravillosa mezcla de pub rock contagioso a lo Dave Edmunds y su exquisita parte de Merseybeat clásico, como unos gloriosos y primerizos Hollies. Cuidado con su estribillo, porque no se olvida fácilmente y es de los que descarga adrenalina. De las mejores, sin duda, o la que tiene más números para hacerse la favorita personal de todo aquel que escuche el disco. Pero no nos entretengamos demasiado, porque enseguida entra el turno de “Won’t Let Me Go”, ahora sí con acento académicamente costelliano, no sólo en las formas, sino también en el fondo: y esto quiere decir que la canción es tan pegajosa como excitante, como si de repente estuviéramos de nuevo en los tiempos de This Year’s Model. Para la siguiente del desfile, se me ocurre una cita de Donald Ray Pollock: “Mucha gente tiene la impresión equivocada de que tocar fondo tiene algo de romántico o trágico”. Y ya lo dice la primera frase de “Run With You”: I Don’t Need Another Sunday Morning. Referencia inequívoca al álbum anterior y también paradigma del cambio de espíritu, pues la madurez, bien entendida no como conservadurismo, sino como haber adquirido la fortaleza de voluntad y el coraje precisos para dejar atrás ciertas cosas, se expande en esta canción entre aromas de organillo, sabor a rock clásico y una imbatible melodía. Cosas de estar en plena forma.
Pero sigamos. “Call Her Summer” es una preciosidad con aromas de balada cristalina y veraniega, sensible, perfecta en su fórmula, tierna como pocas y adaptada al poderoso pop de los Feedbacks. Y es que lo mejor de este disco es darse cuenta de que muchas de sus canciones tendrían muchas formas de tocarse, como sucede siempre con las mejores, en todas las épocas. En fin, sensaciones románticas que, como venimos diciendo, optan por el optimismo sin paliativos, por la hermosura que no conoce de derrota personal, pues no hace falta. Da lo mismo, ahora “How Long” nos golpea en la cara como un puñetazo inesperado, las mejores esencias de Weezer trepan como enredaderas en esta canción directamente emocionante, con un esquema de pregunta-respuesta a doble voz, unos acordes atronadores que apuntan directamente a la vena y una excitación dramática –pero sin pose– que nos va a conquistar a todos, sin remedio. Esta canción obsesiona y desde estas líneas os avisamos. Además, ese toque de rock de radiofórmula, desacomplejado, añade todavía más variedad al disco. “How Long” podría ser tranquilamente un éxito de la Mtv, y hay que decirlo con orgullo. La última bala del cartucho es “Glitter Girls”, que se propone apuntar maneras de glam rock y lo consigue con creces, sin perder la personalidad. Su estribillo, estelar al igual que el resto de la melodía, es el recuerdo más dulce que podría dejarnos un perfecto final de disco.
Y eso es, ni más ni menos, “Give A Tree Your Name”. Un conjunto de canciones extraordinarias que pasan en un suspiro. Un disco memorable que debería marcar un hito en la música española y que está a la misma altura de cualquiera de los mejores de Costello, Nick Lowe o Rockpile. El esfuerzo más admirable de los Feedbacks, una obra maestra que debería abrir al fin sus horizontes como grupo. Un álbum entusiasta, que representa fielmente el difícil paso de la juventud atormentada a la sabiduría de quien sigue caminando lejos del pozo. Once canciones sin piedad, robustas como un acantilado pero, por dentro, más cálidas que el mar de verano. Gracias, Feedbacks, porque os habéis colado definitivamente en nuestras vidas.
Artículo escrito por KEN BRYANT