Por Rafa Beatman:
Llevaba varios meses esperando con impaciencia la publicación del nuevo disco de Paul Collins, máxime teniendo en cuenta las buenas críticas que había leído sobre sus actuaciones que apuntaban hacia una especie de retorno a la energía y al ritmo power pop de sus primeras composiciones. Esta impaciencia musical cuasi adolescente se veía atenuada por el hecho de saber que Paul se habia rodeado para la grabación del disco de músicos tan experimentados dentro del power pop como Octavio Vinck (Protones, Heartbeats y The Crépitos) a la guitarra, Carlos Guardado (Burning) al bajo y Ginés Martínez (Cooper) a la batería.
Ante esta suma de factores y cuando me enteré de que el disco ya se había puesto en circulación me apresuré en buscarlo en el catálogo de mi tienda de discos favorita sin preocuparme por darle una escucha previa en internet y sin tan siquiera detenerme a leer algún comentario sobre él . No sé si en esta a veces tan complicada edad de los treinta y pico en la que a un nivel físico, (que no mental) uno ya no es joven, conservar la impaciencia y la vena fan de antaño puede suponer una virtud o un defecto, en cualquier caso y aún a sabiendas de que con el tema de las prisas nunca me ha ido demasiado bien en la vida, aposté a ciegas por este último trabajo de Paul Collins de la misma forma en que lo hacía en aquellos todavía recientes tiempos en los que no existía la posibilidad de escuchar música a través de internet, ni la descarga gratuíta, ni tan siquiera los cd`s... ¿romanticismo o fanatismo?, lo cierto es que hay discos de Paul Collins que me gustan más y otros que me gustan menos, quizás mi favorito sea el primero de los Beat, pero lo que sí tengo claro es que ninguno sobra en mi colección.
¿y que pasa con Flying High?, pues que al escucharlo por primera vez me llevé una pequeña desilusión, y me explico, no ví en sus canciones ni el ritmo ni la fuerza que a priori les imaginaba, aunque si que me sorprendieron de entrada temas como el trepidante rock and roll de carretera que es “Will you be a woman”, la alegre “Helen”, la sensacional melodía y estribillo pegadizo de “All over Town”, la dylaniana “Paco & Juan” o la festiva “Silly Love” que me recuerda al Ben Vaughn de discos como “Beautiful Thing”; no encontré en Flying High el vibrante, juvenil y poderoso pop de The Beat, y lo digo porque esto es algo que a toro pasado si que he podido leer en algún mensaje promocional; estilisticamente me parece un disco diferente, aunque no por ello menos bueno.
Pero a un tipo como Paul Collins que me ha echo disfrutar de tan buenos momentos musicales, autor de canciones que forman parte de la banda sonora de mi vida, no se le puede tomar tan a la ligera, así que superada la desilusión, que no decepción inicial me decidí a darle una nueva oportunidad y al igual que me ocurrió con el último disco de Big Star, lo hice procurando dejar a un lado posibles prejuicios y evitando caer en comparaciones siempre tan odiosas con el impresionante legado musical de esta gente, y entonces es cuando vi en Flying High un disco interesante y bastante aceptable, con una orientación hacia el pop rock de raíces americanas (que no americana) y en el que se combinan sabiamente canciones de rock and roll de aire clásico y bonitos medios tiempos de corte intimista, con unas melodías realmente atrayentes y con un excelente trabajo de guitarras. Pero como el tiempo no pasa en balde si que destacaría en la parte negativa la evidente pérdida de voz de Paul Collins, algo que queda reflejado por ejemplo en temas como “Afton Place” o en “Helen” y que sin embargo le queda perfecta en sus temas más lentos como “I`m on fire” o la intensa “Bobby”.
Flying High supera con nota el trámite y como dije anteriormente me parece un trabajo honesto, maduro y aceptable, un disco que a primera escucha no me ha entusiasmado pero al que le voy descubriendo una buena labor compositiva a medida que profundizo en él, de hecho ya no me sobra ningún tema. Como hace años había leído y ahora no me acuerdo de su autor, “madurar con el tiempo es la mejor forma de envejecer”, enhorabuena Paul, no nos hagas esperar otros doce años.
Ante esta suma de factores y cuando me enteré de que el disco ya se había puesto en circulación me apresuré en buscarlo en el catálogo de mi tienda de discos favorita sin preocuparme por darle una escucha previa en internet y sin tan siquiera detenerme a leer algún comentario sobre él . No sé si en esta a veces tan complicada edad de los treinta y pico en la que a un nivel físico, (que no mental) uno ya no es joven, conservar la impaciencia y la vena fan de antaño puede suponer una virtud o un defecto, en cualquier caso y aún a sabiendas de que con el tema de las prisas nunca me ha ido demasiado bien en la vida, aposté a ciegas por este último trabajo de Paul Collins de la misma forma en que lo hacía en aquellos todavía recientes tiempos en los que no existía la posibilidad de escuchar música a través de internet, ni la descarga gratuíta, ni tan siquiera los cd`s... ¿romanticismo o fanatismo?, lo cierto es que hay discos de Paul Collins que me gustan más y otros que me gustan menos, quizás mi favorito sea el primero de los Beat, pero lo que sí tengo claro es que ninguno sobra en mi colección.
¿y que pasa con Flying High?, pues que al escucharlo por primera vez me llevé una pequeña desilusión, y me explico, no ví en sus canciones ni el ritmo ni la fuerza que a priori les imaginaba, aunque si que me sorprendieron de entrada temas como el trepidante rock and roll de carretera que es “Will you be a woman”, la alegre “Helen”, la sensacional melodía y estribillo pegadizo de “All over Town”, la dylaniana “Paco & Juan” o la festiva “Silly Love” que me recuerda al Ben Vaughn de discos como “Beautiful Thing”; no encontré en Flying High el vibrante, juvenil y poderoso pop de The Beat, y lo digo porque esto es algo que a toro pasado si que he podido leer en algún mensaje promocional; estilisticamente me parece un disco diferente, aunque no por ello menos bueno.
Pero a un tipo como Paul Collins que me ha echo disfrutar de tan buenos momentos musicales, autor de canciones que forman parte de la banda sonora de mi vida, no se le puede tomar tan a la ligera, así que superada la desilusión, que no decepción inicial me decidí a darle una nueva oportunidad y al igual que me ocurrió con el último disco de Big Star, lo hice procurando dejar a un lado posibles prejuicios y evitando caer en comparaciones siempre tan odiosas con el impresionante legado musical de esta gente, y entonces es cuando vi en Flying High un disco interesante y bastante aceptable, con una orientación hacia el pop rock de raíces americanas (que no americana) y en el que se combinan sabiamente canciones de rock and roll de aire clásico y bonitos medios tiempos de corte intimista, con unas melodías realmente atrayentes y con un excelente trabajo de guitarras. Pero como el tiempo no pasa en balde si que destacaría en la parte negativa la evidente pérdida de voz de Paul Collins, algo que queda reflejado por ejemplo en temas como “Afton Place” o en “Helen” y que sin embargo le queda perfecta en sus temas más lentos como “I`m on fire” o la intensa “Bobby”.
Flying High supera con nota el trámite y como dije anteriormente me parece un trabajo honesto, maduro y aceptable, un disco que a primera escucha no me ha entusiasmado pero al que le voy descubriendo una buena labor compositiva a medida que profundizo en él, de hecho ya no me sobra ningún tema. Como hace años había leído y ahora no me acuerdo de su autor, “madurar con el tiempo es la mejor forma de envejecer”, enhorabuena Paul, no nos hagas esperar otros doce años.
Artículo escrito por Rafa Beatman